CAPITULO V
A través del tiempo y el espacio, repetidos mensajes comenzaron a, ser lanzados sobre las distancias inmensas del Universo estelar, como ondas crecientes de un lago sin orillas, producidas por una piedra lanzada en sus aguas. La piedra en este caso, era una mota metálica desplazándose en el vacío, un salvavidas procedente de la nave estelar del Nuevo Imperio. Era el salvavidas del jefe de la pequeña flota que había abandonado el vuelo en la dimensión curva. Sin interrupción, tales mensajes se repetían mecánicamente, lanzados simultáneamente a los diversos mundos próximos:
«Atentado mutante a bordo Nave estelar NE 7529 partiendo Stanarta Mayor en vuelo dimensión curva zona QW6 hacia. Sistema Veldaa-Grazli. Bomba mental depositada. en secreto. Intento disparo por cautivo Darrel Kain de Liga Mutante, detenido mentalmente por Heroína Karla Morton de Mutantes Leales. Karla informado sobre oposición concentrada en Oix. Controlado a Kain pero advirtiendo formidable presión precedente Oix que culminará atentado. Tripulación y pasajeros Nave NE 7529 a salvo Zona Espacial Veldaa proximidad 988...»
Una y otra vez, aquel mensaje era enviado en toadas las direcciones del espacio. A través de los diversos mundos del Imperio Estelar de Escario, los puntos da comunicación y enlace, recogían el expresado mensaje que volvían a repetir en todos los sentidos, hasta llegar a manos del dictador Escario, que tenía dadas órdenes severas de que todo lo relacionado con la Liga Mutante, le fuera dado a conocer sin la menor dilación.
En un fabuloso palacio rodeado de columnas, en el remoto imperio Central, el dictador de las estrellas, dejó escapar una de sus coléricas rabietas y dio nuevamente las más drásticas órdenes para cortar de raíz todas las actividades de la Liga de Mutantes, a sus inmensas fuerzas militares, policíacas y a los Mutantes Leales.
Y a través también del tiempo y el espacio sin límites, un hombre y una mujer viajaban atravesando el vacío en aquella nada, que era el vuelo de la dimensión curva. La cabina de control -era un inmenso revoltijo de bancos de diales y tubos luminosos, botones de diversos colores y mil dispositivos diferentes, donde un gran dispositivo automático regulaba con la ayuda de un maravilloso cerebro electrónico el vuelo silencioso de la dimensión curva. Kain se encontraba fuera de ambiente en aquel lugar. Hacía tiempo, que como miembro de las secretas fuerzas de la Liga Mutante, había aprendido y le era conocida la teoría del vuelo espacial y la habilidad mecánica suficiente para, manejar pequeños aparatos, tales como el viejo comercial con el que intentó desertar de Stanarta y fue capturado por la policía del Nuevo Imperio. Pero aquel era un navío estelar, supermoderno y de último modelo, capaz de viajar por el Universo, escapando a la acción del tiempo y del espacio, un complejo navío estelar, que no entendía en absoluto.
Empezó a imaginarse, ausente, cómo podría pilotarse aquel gigante, entonces, en que la tripulación había escapado mediante los aparatos auxiliares salvavidas espaciales, dejándoles a bordo a él y a la joven Karla Morton.
—Yo puedo pilotarlo, Kain —le dijo inesperadamente la joven, respondiendo a su pregunta sin palabras.
La sorpresa de Kain se reflejó en sus facciones. La chica había leído sus pensamientos, prueba evidente de sus poderes mentales hipernormales, superiores a los suyos. Sería difícil, siguió pensando Kain, permanecer junto a aquel superior ente mental, siendo un mutante de primer grado. Ella podría en cualquier momento leer sus pensamientos más recónditos; pero los de Karla, seguirían siendo un secreto para Kain.
Karla Morton comprendió la confusión de Darrel Kain y le dijo:
—Lo siento, Kain. Yo conservo normalmente cerrados mis bloques mentales, para cualquier intento exterior. ¿Se imagina usted lo que significa para un mutante de primer grado, tener abiertos sus bloques mentales, estando rodeado por mentes activas? ;Sólo podemos abrirlos en determinados casos, cuando sea indispensable hacerlo.
Por primera vez en su vida, Kain comprendió el tremendo poder mental encerrado en el cerebro de un mutante de primer grado. Un poder supernormal como el suyo, de segundo grado, actuaba contra cualquier mente corriente; pero era completamente inútil con uno superior, como el que poseía Karla Morton.
—Dejé relajados mis poderes mentales por un instante —continuó Karla por vía de excusa—. Era como un alivio tras la espantosa cacofonía sufrida por haberme sentido rodeada de pasajeros y tripulación a bordo de la nave. En adelante, los dejaré abiertos para usted y le prometo no someterlo a prueba. Osaremos el lenguaje corriente cuando nos hallemos cerca uno del otro y la transmisión telepática cuando estemos separados y exista la urgente necesidad de comunicarnos. De tal forma, conservaremos siempre un sistema más privado. ¿Convenido?
La joven dirigió a Kain una de sus deliciosas sonrisas al hacer aquella proposición, era una sonrisa sincera y afectuosa, cordial. Kain observó que la chica aparecía así, increíblemente joven, casi juvenil y sorprendentemente bella. En aquel momento, deseó que sus pensamientos no hubieran sido captados por Karla. .
La chica, sin duda, habla permanecido fiel a la promesa hecha unos instantes antes. Su sonrisa permanecía sin variación, que denotara que había captado los íntimos pensamientos de Darrel.
—¡De acuerdo! —convino Kain—. Y volvió a la pregunta anterior.
—¿De qué forma ha obtenido usted el conocimiento suficiente para pilotar esta nave espacial?
—Lo obtuve de las regiones profundas de la memoria del piloto jefe de la nave, inmediatamente antes de que la tripulación abandonara la nave —explicó Karla, causando con ello el renovado asombro de Kain ante el increíble poder mental de los mutantes de primer grado. Eira increíble, que mientras había paralizado como en un estado de hipnosis su voluntad, en la cubierta 7 de la nave, hubiera podido simultáneamente, rebuscar en lo profundo de la mente del piloto jefe del navío estelar, el conocimiento necesario para el pilotaje de aquel gigantesco y complicado mecanismo.
—Y ¿qué tendremos que hacer ahora? —preguntó Kain.
—En primer lugar, abandonar el vuelo de dimensión curva —repuso la joven—. Esto lo considero esencial. Esta nave se desliza en el vacío en la dimensión curva y se encamina ciegamente a su destino, ya preseleccionado. Mientras se encuentra en tal estado, no es preciso que sea pilotado, el cerebro electrónico de alta calidad de que está provisto, lo hace innecesario. Y si seguimos ese destino seleccionado de antemano ¡Ya sabe usted a donde caeríamos!
—A Grazil-Dos, el planeta-prisión —dijo Kain, sin poder evitar un escalofrío de terror—. Pero si apartamos a esta nave de su vuelo actual de dimensión curva, no sabremos exactamente a donde emergeríamos. Fuera de un lugar que dejara de estar vigilado por la policía del Nuevo Imperio, sería lo ideal; pero ¿cómo hacerlo? ¿Podríamos dirigimos a Oix?
Karla Morton, le dirigió de nuevo una de sus maravillosas sonrisas, esta vez dejando entrever un secreto todavía no revelado.
—Kain, le dije a usted que hay algo en relación con Oix que tenía usted que aprender —le dijo ella dulcemente—. Y es esto: Oix, Cuartel General de Liga Mutante, el satélite que Escario desead-ría hacer volar en polvo atómico, Oix, el símbolo de la libertad, conocido por millones de criaturas en los mundos estelares no es más que una enorme mentira.
Darrel Kain escuchó aquellas últimas palabras con el mayor asombro y la mayor incredulidad, pintados en sus facciones. Oix, era, ciertamente un símbolo, el símbolo del desafío de la Liga Mutante contra el abominable dictador Escario Gundaarson. Era el Cuartel General de la actividad de la Liga, para todo el mundo. Una luna perdida entre los innumerables sistemas planetarios, aunque dentro del Imperio Central, desde donde Escario gobernaba imponiendo sus propias leyes tiránicas. Así era para Kain y para millares de mutantes de segundo grado, era el pulso, el centro nervioso de su movimiento y de su causa.
En más de una ocasión, Escario había lanzado flotas enteras de naves espaciales contra Oix que siempre habían resultado derrotadas por el poder reunido de cientos de mutantes dotados de poderes mentales hipernormales de primer grado, que constituían una guardia permanente telepática, cuya barrera mental concentrada, impedían, desde muy lejos, la menor aproximación de las naves del espacio, al sembrar en las mentes de sus pilotos la. más espantosa confusión de ideas, haciéndolo inalcanzable.
Oix era el punto negro en el infinito poderío del Nuevo Imperio, el único lugar que todo el poder material de Escario no conseguiría alcanzar, habiendo llegado a ser para el tirano, una permanente y negra pesadilla. Kain había creído en Oix, toda su vida. Como un luchador secreto de la Liga Mutante, y un técnico experto para los fines de la asociación, él había recibido todas sus órdenes como procedentes de Oix, aunque siempre a través de un superior secreto y corrientemente por telepatía. Y ahora aparecía un mutante de primer grado, que conocía más de Oix que él, descubriéndola la increíble información de que la luna de los mutantes, sólo era una colosal mentira.
—No comprendo —murmuró Kain, como ausente, mientras que los diales y tubos del panel de control situado tras la cabeza de la chica, repiquetearon y zumbaron como en una burlona expresión.
Karla se dirigió a él con calma y gravemente.
—El verdadero Cuartel General de la Liga Mutante, no se encuentra en Oix, Kain, ya que no sería de buena política permitir al Nuevo Imperio que de algún modo tenga conocimiento de su lugar exacto. Oix, es un ente elaborado inteligentemente, para tener preocupado constantemente a Escario, dando palos de ciego contra él.
Sirve además, para mantener vivo un símbolo permanente de fe y de esperanza para los pueblos sojuzgados por la tiranía de Escario. Oix sigue siendo una luna que se encuentra en alguna parte del Imperio Central, constituyendo una pesadilla para Escario. Las gentes de todo el Nuevo Imperio se divierten de todo corazón, teniendo el conocimiento de la actividad de la Liga Mutante contra Escario, como procedente de Oix, al igual que un hombre se hallaría constantemente turbado por un forúnculo en el cuello, que no sabe cómo curarse. No podemos permitir a todas esas gentes perder la fe en la causa mutante, al revelarle qué el Cuartel General de la Liga, se encuentra a millones de años de luz de distancia ¡en el corazón de La Vorágine!
—¡La Vorágine! —repitió Kain como un eco—. ¡La Vorágine!
Infinitas fotografías del negro caos de mundos en ruina, tormentas de grupos estelares completos y una eterna furia de los elementos más grandiosos de la Creación a inconcebibles distancias, traían a la mente el obscuro significado de lo que podía ser La Vorágine, a su sola mención. Era el lugar que deseaban visitar los viajeros del espacio cósmico cuando se volvían locos soñando. Era un vasto vacío, una infinita incógnita en la negrura y la nada del espacio sin fronteras, más allá de los límites exteriores del Nuevo Imperio. Un lugar del espacio cósmico, donde se llevaba a cabo un constante proceso, sin que nadie supiera si era de destrucción o de nueva creación, o si los mundos que se hallaban en medio de aquella legendaria corriente interestelar, se hallaban medio creados o medio destruidos.
Siglos antes, con anticipación a que los hombres crearan el Imperio Terrestre Interestelar, viajando por los mundos estelares, en naves espaciales en que muchas criaturas habían nacido en el camino, crecido e incluso muerto sin haber puesto los pies sobre el suelo de un planeta, ya se había descubierto la furia terrible de La Vorágine.
Era un lugar del Universo marcado en las cartas estelares de los exploradores del Cosmos con la misma anotación que los antiguos marineros solían estampar en sus mapas, ante un mar temible y desconocido: «Aquí deben existir monstruos».
Y corno una leyenda, se habían extendido por generaciones, miles de leyendas y de historias relativas a La Vorágine. Tales leyendas y cuentos, seguían vivas desde los tiempos remotos de la antigüedad, a través de los tiempos dorados de la prosperidad y la cultura, en los años del descontento y las fricciones e incluso a través de la loca y espantosa guerra civil que el Imperio Interestelar había producido y que llegaba todavía hasta el presente bárbaro Nuevo Imperio, que Escario había construido sobre sus matanzas y sus cenizas.
¡La Vorágine era de todos modos un peligro! ¡Había que evitarlo!
«Ahí tenía que haber monstruos».
Pero frente a Kain había una bella joven, explicándole con calina, que la Liga Mutante tenía su Cuartel General en medio de aquella espantosa región, tan largamente evitada. La ciara desconfianza reflejada en las facciones de Kain, hizo continuar a Karla Morton sus explicaciones:
—Es verdad, Kain. Los hombres pueden vivir en muchas partes de la Gran Vorágine. ¿Recuerda usted los cuentos y las leyendas en que se relataban las matanzas y cacerías de los niños mutantes y de sus padres infectados por las radiaciones en los primeros tiempos del Imperio de Escario, poco antes de que naciéramos nosotros?
Kain afirmó con un signo de la cabeza.
—La persecución comenzó precisamente, cuando los niños alcanzaban los siete u ocho años de edad, cuando sus poderes supernormales empezaban a manifestarse por sí mismos y algunos de aquellos niños, ya habían actuado contra el poder de Escario —continuó Karla—.
Hubo una escapada espectacular del sistema de Tybor, el más próximo a La Vorágine. La hicieron en un viejo navío espacial del primitivo Imperio interestelar, sin dirigirse a ningún planeta en particular, sino con la esperanza de hacer un largo viaje entre las estrellas y que sus niños crecieran en paz. Naturalmente, al fin fueron desgraciadamente detectados por las naves de Escario. Desde que el Nuevo Imperio desarrolló la fórmula del vuelo en la dimensión curva era inevitable que los viejos modelos fueran localizados en su trayectoria por los caminos normales de los viajes del espacio. El Nuevo Imperio los persiguió sañudamente y la única, forma de escapar, fue la de volver la espalda al Nuevo Imperio y zambullirse de plano en La Vorágine. Prefirieron afrontar cualquier forma de vida que ser cazados sin misericordia por los esbirros de Escario.
Kain hizo un gesto con los hombros y la joven hizo una pausa. Los recuerdos terroríficos de la niñez sobre La Vorágine, habían vuelto a turbarle profundamente.
—¿Y consiguieron vivir? —preguntó Kain incrédulamente.
—Vivieron. No solamente consiguieron seguir viviendo, sino realizar un desembarco en un planeta dentro de la zona de La Vorágine, apropiado para sostener la vida humana. Pero hubo algo más todavía. Usted sabe que aquellos viejos navíos espaciales eran como orondos en miniatura, que podían viajar entre las estrellas, sin necesidad de hacer escala alguna, debido a su sistema hidropónico de producción de alimentos, que funcionaban constantemente. Aquel navío espacial de viejo modelo, permaneció varios años en el viaje, antes de que el Nuevo Imperio enviase sus modernas naves a capturarlos; pero los mutantes de primer grado que iban a bordo, habían dejado de ser niños. Ya eran mujeres y hombres adultos. Organizaron una colonia bien protegida en seguridad, en su secreto mundo, en una tranquila parcela de aquella zona peligrosa e insana de La Vorágine. Se multiplicaron y usted sabe, que los hijos nacidos de padres mutantes de primer grado, también lo son.
Darrel Kain empezó a comprender aquel complejo proyecto. Una secreta colonia de individuos do poderes hipernormales de primer grado, en las profundidades de La Vorágine, a donde jamás se había aventurado ningún navío espacial del Nuevo Imperio, una sociedad de supernormales de alta sensibilidad, creciendo en número y trabajando contra el Nuevo Imperio.
—Pero ¿qué hay de Oix? Hay mutantes en Oix y altamente desarrollados, —comentó Kain.
—Es cierto, pero Oix no es el verdadero cerebro de la actividad mutante, es sólo la engañosa fachada exterior —confirmó la joven—. Pero existe una desventaja que obstaculiza el poder de los mutantes, existentes en La Vorágine. ¡Aquellos mutantes están encerrados allí! No pueden salir al exterior de La Vorágine. Llegaron allí como pasajeros en un viejo navío espacial de los tiempos antiguos, que se destrozó al tomar tierra. No poseen el conocimiento del vuelo en la. dimensión curva del espacio y el tiempo, por tanto lo mejor que pueden construir son naves espaciales con arreglo al viejo diseño, lo que se llevarla generaciones de criaturas enteras para salir solamente del sistema de Tybor, en el caso de que intentaran salir de La Vorágine.
La cabeza de Kain empezó a desfallecer sumergida en la vastedad de las ideas expresadas por Karla Morton. Generaciones de criaturas supernormales, altamente dotadas, con poderes mentales maravillosos, perdidas entre la infinita extensión de regiones del espacio cósmico sin fronteras, viviendo encerradas dentro del límite de lo que todo el Universo conocía por La Vorágine y Karla hablaba de aquello como si se tratase de millas y de estar «encerrados» como si hablase de casas de vecindad.
—¿Y cómo conoce usted esas cosas? —inquirió Kain con un incómodo sentimiento de sospecha que rondaba en su interior—. ¿No habrá usted permanecido dentro de La Vorágine y salido al exterior, verdad?
—No. Pero todos los mutantes de primer grado lo saben y se han juramentado a. guardar el secreto, no debe ser conocido incluso, ni por los mutantes de segundo grado, que componen la Liga. Es un secreto que jamás debe caer en manos del Nuevo Imperio. El que permanezca escondido por completo, es la principal estrategia de la Liga Mutante. Usted sabe, que millares de mutantes, tales como usted y yo, hemos nacido en los mundos estelares y sobrevivido a las persecuciones del tiránico régimen de Escario. Y usted sabe también, que desde el momento que comprendió que se hallaba en poder de una facultad hipenormal, ha existido una misteriosa entidad que le ha guiado, que le ha advertido y le ha transmitido las órdenes precisas.
—Es cierto —convino Kain—, pero yo siempre estuve en la creencia de que provenía de Oix—, Yo siempre he aceptado y cumplido los mensajes telepáticos, como la superior autoridad que provenía de la voz de Oix.
—En algún tiempo se llamó a sí; pero la voz proviene de más lejos de lo que se ha supuesto que sería Oix... de La Vorágine —explicó Karla Morton—. Pero usted es un mutante de segundo grado, y no puede advertir la diferencia adecuadamente, ni puede preguntar a su vez. Esto no es ningún desdoro para usted; pero muchos de los mutantes de primer grado, han aprendido muchas cosas por medio de conversaciones telepáticas desde La Vorágine, como su hermano Rolf pudo haberle dicho, de no estar juramentado a un estricto secreto con el resto de nosotros.
El inmenso panel de instrumentos de la nave continuaba zumbando, guiñando con sus numerosos interruptores multicolores, repiqueteando y produciendo aquella misteriosa sinfonía de pequeños ruidos en aquella situación fuera del tiempo, en que se desarrollaba el vuelo en dimensión curva del espacio. Parecía que todo aquello contribuía a aumentar y a destacar aún más, la pequeñez y la insignificancia de Darrel Kain.
¡Un simple mutante de segundo grado, mantenido en la ignorancia por los superiores, por los mejores de su especie!
Cualquiera que fuese el significado de las palabras de Karla Morton, Kain seguía sin comprenderlas del todo. Oix, había sido su ángel guardián, su mentor y casi su propia conciencia, desde la niñez, y ahora le decían que Oix era simplemente una entelequia, una burda invención, un designio para engañar no solamente a Escario, sino a todos los mutantes inferiores, como él...
Una vez había conocido el lugar que je correspondía en la Liga Mutante, o al menos, así lo había creído: él era un experto, trabajando en secreto con otros mutantes, todos de segundo grado, tomando siempre las órdenes de lo que ellos suponían con fe ciega que provenía del Cuartel General de la Liga, en Oix. Habían transcurrido años de trabajo heroico y oculto en la somora, llenos de peligros y luchas contra las fuerzas de Escario y evasiones en el último instante mortal de peligro, hasta ser conducido inevitablemente al momento de ser capturado por la policía del Nuevo Imperio. Todo aquello había contribuido a desarrollar en él una especial filosofía de la existencia.
Kain estaba preparado siempre para morir.
Pero no estaba preparado para hacer frente al juego complicado de circunstancias en que la captura de las fuerzas de Escario, le habían sumido entonces. No estaba preparado para comprender a aquella bella joven de cabello dorado, que le hablaba como si fuera un niño a quien hay que ocultarle las cosas con suavidad y ocultándole misteriosamente el lugar que ocupaba dentro de la Liga Mutante, a la que pertenecía por sus poderes supernormales.
Con repugnancia, Kain creyó sentir la triste impresión de haber sido engañado desde que era una criatura. Y para poner las cosas peor, también había sido engañado por los de la misma especie: ¡ La Liga Mutante! Casi contra su voluntad, y con una extraña entonación de voz, no pudo dirigir a Karla una pregunta que pugnaba por salir de sus labios.
—¿Cuál es el significado de Oix? ¿Quienes son los mutantes de Oix que combaten las naves espaciales de Escario, por la concentración de sus poderes mentales? ¿Por qué existe la colonia mutante dé Oix si el verdadero cerebro rector de la Liga está en La Vorágine, y aquellos mutantes deben buscarnos telepáticamente?
—Existe, Kain; porque un número de mutantes
de primer grado se agrupan a sí mismos juntamente con los de Oix, viniendo de muchas regiones de los mundos estelares lejanos, hasta constituir una base avanzada en el Nuevo Imperio, a las órdenes del Cuartel General- de La Vorágine —dijo Karla—. Kain, perdone, hemos hablado demasiado y esta nave se desliza demasiado lejos en la dimensión curva, con destino a donde usted conoce: el planeta-prisión. Tenemos que sacarlo de esta situación y pronto —concluyó la joven, con signos de impaciencia en sus facciones.
Con la mano derecha hizo un signo indicando las literas de aceleración, adosadas junto a los paneles de control, para poder manejarlos desde aquella posición.
—Túmbese en su litera, Kain —ordenó la joven, con tono imperioso.
—¿A dónde iremos cuando salgamos fuera del
vuelo en la dimensión curva? —deseó conocer, Kain—, Las circunstancias le habían empujado a una situación especial, en que se sentía deprimido y casi atemorizado. La incertidumbre le tenía atenazado y la joven, le había explicado que él, solo él formaba parte de un amplio juego. No concebí la idea de que fuese tomado como un instrumento ciego, aún en el caso de que pudiera ser útil para servir toda su vida a la causa. Deseaba conocer qué terreno pisaba.
—¿A dónde iremos? —volvió a preguntar.
Las facciones de Karla Morton se crisparon como si hubiese llegado al final del límite de su paciencia. Apretó los labios y restalló impetuosamente.
—Si quiere saberlo, ¡de cabeza a La Vorágine!
Kain sintió una profunda impresión que casi le produjo el sentimiento de hallarse enfermo. A su mente acudieron instantáneamente todas las antiguas reminiscencias de la niñez y cuanto se había dicho mil veces sobre el horror de la Vorágine. Oyó las palabras finales de la joven, experimentando el mismo efecto que si le obligaran a trasponer las puertas del infierno.
-Dentro de lo más recóndito de La Vorágine —repitió Karla con toda la impaciencia entonces identificada en sus facciones—. Tenemos que hacerlo por La Liga, Kain. Le dije a usted hace muy poco, que lo que usted ha almacenado en su cerebro, hace de nosotros gente peligrosa y por eso, deposité todos esos conocimientos en las regiones profundas de la memoria de su mente, dejando un duplicado en la mía. La última cosa que hice fue la de aprender a sacar esta nave del vuelo en la dimensión curva, apartándolo de la ruta de Grazil-Dos, en cuyo terminal, pereceríamos dentro de vastos trajes de fibras nerviosas. Lo que usted tiene ahora dentro de su pensamiento, me ha costado muchas horas de espionaje, en mi papel de miembro de los Mutantes Leales. La cosa que hará que millares de nuestros hermanos mutantes salgan fuera de sus mundos, en La Vorágine, hasta el Nuevo Imperio de Escario y emplear su maravilloso poder contra él y esa cosa es: La fórmula del vuelo en la dimensión curva.
Karla hizo un rápido movimiento tras él, señalando a Kain el sitio a ocupar en la litera de aceleración, como si fuera un chico desobediente.
Aturdido, Kain se dejó caer en la litera con las piernas flojas como si las tuviera de gelatina.